marisol

Hola, amigos viajeros. Hoy les voy a contar mi experiencia de viajar a Argentina, el país del tango, el fútbol y los asados. ¿Quieren saber cómo fue mi aventura por este maravilloso país suramericano? Pues sigan leyendo y prepárense para reír, llorar y babear con mis anécdotas. Lo primero que hay que saber antes de viajar a Argentina es que es un país enorme, con una diversidad de climas y paisajes impresionantes. Desde las cataratas de Iguazú en el norte, hasta el glaciar Perito Moreno en el sur, pasando por la cosmopolita Buenos Aires, la montañosa Bariloche o la desértica Salta, hay opciones para todos los gustos y presupuestos. Yo decidí hacer un recorrido por los lugares más emblemáticos, aprovechando las ofertas de vuelos y hoteles que encontré en internet. Les recomiendo que busquen bien y comparen precios, porque hay mucha diferencia entre unas agencias y otras. También les aconsejo que se informen bien de los requisitos para viajar a Argentina, como el pasaporte, el visado, las vacunas o el seguro médico. No querrán tener problemas en la aduana o en el hospital, ¿verdad? Mi primer destino fue Buenos Aires, la capital del país y una de las ciudades más grandes del mundo. Me quedé impresionado por su arquitectura, su cultura y su ambiente. Recorrí sus barrios más famosos, como La Boca, Palermo o Recoleta, y disfruté de sus museos, sus mercados y sus espectáculos. No podía faltar una visita al cementerio donde está enterrada Evita Perón, la heroína nacional, ni una clase de tango en una milonga. Tampoco me perdí un partido de fútbol en La Bombonera, el estadio del Boca Juniors, donde se vive la pasión por este deporte como en ningún otro lugar. Pero lo que más me gustó de Buenos Aires fue su gastronomía. ¡Qué delicia comer un buen asado argentino, con su carne jugosa y tierna, sus chorizos y morcillas, sus ensaladas y sus salsas! Y qué decir de los alfajores, esos dulces rellenos de dulce de leche que son una tentación para el paladar. Y no se olviden del mate, la bebida típica que se comparte entre amigos y que tiene un sabor amargo pero refrescante. Después de unos días en Buenos Aires, tomé un avión hacia Iguazú, donde me esperaban las cataratas más impresionantes que he visto en mi vida. Son más de 200 saltos de agua que se extienden a lo largo de 3 km, formando un espectáculo natural único en el mundo. Se pueden ver desde diferentes ángulos, tanto desde el lado argentino como desde el brasileño. Yo hice ambos recorridos y quedé maravillado por la belleza y la fuerza de la naturaleza. El momento más emocionante fue cuando me acerqué a la Garganta del Diablo, el salto más grande y caudaloso, donde se siente la humedad y el estruendo del agua. Además de las cataratas, también visité el Parque Nacional Iguazú, donde se puede apreciar la flora y la fauna de la selva subtropical. Vi monos, coatíes, tucanes, mariposas y muchos otros animales y plantas. También hice una excursión en lancha por el río Iguazú, donde me mojé hasta los huesos pero me divertí mucho. Mi siguiente parada fue Bariloche, la ciudad más antigua de la Patagonia argentina y un destino ideal para los amantes de la montaña y los deportes de invierno. Bariloche está situada a orillas del lago Nahuel Huapi, rodeada de bosques y picos nevados.